El cuervo
Y el cuervo, sin volar, sigue posado, sigue
posado,
En el pálido busto de Palas sobre la puerta de
mi cuarto;
Y sus ojos tienen todo el aspecto de un
demonio pensativo,
Y la luz de la lámpara cayendo sobre él lanza
su sombra en el suelo;
Y mi alma de esa sombra que yace trémula en el
suelo
No será levantada ¡Nunca más!
Edgard
Allan Poe, 1845.
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