La Divina Comedia: estructura
La Comedia, conocida desde el siglo XVI bajo el título de "La Divina Comedia", es un extenso poema escrito por Dante en lengua vulgar, abarcando un total de 14.333 versos, obra máxima de la literatura italiana y cuyas primeras ediciones se remontan a 1472.
Al dedicar su obra al jefe gibelino de Verona, Cangrande della Scala, Dante escribió: "Incipit Comedia Dantis Alighieri florentini, natione non moribus" (Aquí comienza la Comedia de Dante Alighieri, florentino de origen pero no de costumbres), lo que muestra bien a las claras que el autor denominó únicamente "Comedia" a su obra; fueron sus admiradores posteriores los que agregan el calificativo de "Divina" refiriéndose a su calidad estética así como a su sustancia religiosa; se atribuye a Bocaccio la inclusión de este adjetivo, quizás por ser él el primer titular de la cátedra abierta en Florencia cuyo único objetivo era profundizar en la dantesca, pero de hecho este escritor ya recibe la obra con el título que le impuso la tradición. "Comedia" es uno de los subgéneros del drama, sin embargo la composición de Dante no tiene la estructura formal de ese género; lo que sucede que en la época en la que escribe el poeta florentino se ponía mayor atención al contenido, para dictaminar la pertenencia a un género determinado, que a la forma. Es así que para que una obra fuera considerada "comedia" debía comenzar en la tristeza y terminar en alegría y, evidentemente, el viaje del personaje central comienza en un momento de dolor, perdido en la "selva oscura", para luego de diversas pruebas, terminar en la mayor de las felicidades: ver a Dios y obtener la salvación de su alma.
Generalmente se ubica la composición de La Divina Comedia en los últimos y más dolorosos años de Dante, los del exilio, que habrían provocado una reflexión y revisión profunda en su propia historia, aunque otras hipótesis sostienen que el plan general y los siete primeros cantos pertenecen a una época anterior. De todos modos toda la crítica coincide en que el "Infierno" habría sido terminado alrededor de 1308, el "Purgatorio" hacia 1313 y el "Paraíso" poco antes de su muerte.
Si leemos la Comedia y nos quedamos simplemente en lo literal tendremos que es la narración de un viaje realizado por su propio autor, Dante, que asume pues las condiciones de narrador y personaje, por los tres reinos de ultratumba, infierno, purgatorio y paraíso, según eran concebidos por la Iglesia de la época. La obra comienza con el personaje central perdido en la "selva oscura" (el pecado) y acorralado por tres fieras que le impiden la salida de ese paraje; gracias a la intervención de la sombra de Virgilio, poeta latino, emprenderá el viaje que lo sacará de esta situación primera, y en cuyo recorrido verá los castigos eternos a los que son sometidas las almas de los condenados, los suplicios de aquellos que, habiéndose salvado aún deben someterse a un proceso de purificación y, por último, habiendo sido dejado por Virgilio que cede su lugar de guía a Beatriz, Dante verá la alegría de los bienaventurados, los que han logrado la salvación eterna.
La idea de localizar la acción de la obra en el espacio que se abre más allá de la muerte, no es original de Dante y ya en la época greco latina tenemos antecedentes en autores como Homero y Virgilio que hacen descender a sus personajes al Orco. En la Edad Media, más si tomamos en cuenta su permanente preocupación por lo ultraterreno, San Pablo, San Patricio y otros, dan cuenta de sus visiones del otro mundo. Dentro del plano de la narración, los cambios introducidos por Dante son el proponer la experiencia como algo real, un viaje y no una visión, y elegirse a sí mismo como protagonista. Dentro del plano de las ideas, una fuerza totalizadora que organiza el otro mundo según claras normas morales y la idea de perfeccionamiento del hombre que le conduce a la salvación, diferencian esta obra de las que le precedieron. Además, la posibilidad que tiene el autor florentino de comunicar todo este sistema de pensamiento a través de una inigualable poesía que une el desborde imaginativo con la precisión formal, hacen de la Divina Comedia, aún cuando es indudable que se inscribe en el plano de la tradición, se eleva por encima de ella.
Estructura formal: la obra está dividida en tres partes, denominadas cánticas y que responden, cada una de ellas, a los tres reinos en que la tradición cristiana considera está estructurado el más allá: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
Cada cántica, a su vez, está dividida en treinta y tres cantos, excepto la primera que tiene treinta y cuatro, aunque la simetría no se resiente por ello, ya que el primer canto es considerado como una introducción general a la obra; esta estructura nos da un total de cien cantos. La extensión de cada parte respeta un plan muy estricto; los cantos oscilan entre los ciento quince versos y los ciento cincuenta y cuatro, y el número total de versos que componen las tres cánticas es el siguiente: El infierno suma cuatro mil setecientos veinte versos; el purgatorio, cuatro mil setecientos cincuenta y cinco; y el paraíso, cuatro mil ochocientos cincuenta y ocho, lo que nos da un total de catorce mil trescientos treinta y tres para el poema entero.
La obra está escrita en versos endecasílabos y la estrofa empleada es el terceto (terzina), donde coinciden el primero con el tercer verso, mientras que el segundo marca la rima para la terzina siguiente, de acuerdo a este esquema:
a b a - b c b - c d c. Cada tanto termina con un cuarteto para no dejar un verso suelto.
Toda esta estructura se basa en la utilización cabalística de ciertas cifras: el 3 es un número perfecto, el número de la Santísima Trinidad y de allí la reiteración de esa cifra en la estructura; el 9 es un número místico y sagrado, resulta de la multiplicación del 3 por sí mismo; el 33 también posee significado cabalístico en la medida que reitera el 3, del cual ya hablamos; el 1, la unidad representa la divinidad y, combinándose con los productos del 3 da otra serie de números que cobran otra significación, como el 10 (3 x 3 + 1), y el 100 (33 x 3 + 1). Tres son las cánticas y cada una, como ya se explicó, contiene 33 cantos; el total es de 100 cantos, 33 x 3 + 1, las estrofas son tercetos y cada rima es repetida tres veces.
Esta forma externa tan elaborada se corresponde, obviamente, a una especial manera de pensamiento, el medieval, acostumbrado a desarrollarse en moldes estrictos y significativos de por sí, y no afecta el contenido sino que, por el contrario, le permite desarrollarse plenamente, aún en aquello que anuncia el Renacimiento.
Los tres reinos:
Antes de ir a lo estrictamente literario conviene primero resumir la idea que tenía Dante de la tierra y su posición en el universo; para el poeta, y según el sistema de Tolomeo, nuestro planeta está inmóvil en el centro del mundo, y a su alrededor giran las esferas celestes en las que están suspendidos el sol, los planetas y las estrellas. Los puntos cardinales, a los efectos del poema son: al norte, Jerusalem sobre el gran abismo del infierno; al sur, en posición diametralmente opuesta, la montaña del purgatorio; al este el Ganges; al oeste el estrecho de Gibraltar o columnas de Hércules. El infierno y el purgatorio están, pues, en la Tierra, el uno en forma de cono invertido que llega hasta el centro mismo, y el otro en forma de montaña altísima en cuya cúspide está el paraíso terrenal.
El Infierno: guiado por Virgilio, Dante llega al infierno, gigantesco embudo, como ya dijimos, en cuyo vértice está el mismo Lucifer. Es en el canto III donde se ingresa a este reino y la inscripción en su puerta nos dará las características fundamentales del mismo: la ciudad del dolor eterno habitada por la gente perdida; ninguna esperanza de perdón o reconciliación pueden albergar los que allí pagan su culpa.
Físicamente este mundo está dividido en nueve círculos en los que se ubican las almas pecadoras de acuerdo a determinadas normas; cuanto más abajo, menor será el espacio y mayor la culpa y el castigo. Esta división espacial se corresponde con una estratificación moral: siguiendo la distinción aristotélica de las tres disposiciones viciosas del alma humana, incontinencia, bestialidad y malicia, Dante agrupa dentro de la primera a los lujuriosos, glotones, avaros y pródigos e iracundos; dentro de la tendencia a la "bestialidad" coloca a los herejes y violentos, para terminar con los maliciosos que incluyen a los traidores y fraudulentos. Es de destacar como el mayor grado de racionalidad, que implica un pecado para concretarse agrava la culpa, los habitantes de los primeros círculos no hicieron otra cosa que dejarse dominar por pasiones inherentes a la esencia humana, mientras que los últimos utilizaron su capacidad intelectual para hacer el mal.
Vestíbulo: Cobardes
1er Círculo: (Limbo) No bautizados
2do Círculo: Lujuriosos
3er Círculo: Glotones Incontinentes
4to Círculo: Avaros y pródigos
5to Círculo: Irascibles y taciturnos
6to Círculo: Heréticos
7mo Círculo:
1- Violentos contra el prójimo
2- Violentos contra sí mismos Violentos
3- Violentos contra Dios, la naturaleza
y el arte
8vo Círculo:
1- Rufianes y seductores
2- Aduladores y alcahuetes
3- Simoníacos
4- Adivinos
5- Concusionarios Defraudadores
6- Hipócritas
7- Ladrones
8- Consejeros pérfidos
9- Sembradores de discordia
10 - Falsarios
9no Círculo:
1- Traidores contra sus parientes
2- Traidores contra su patria Traidores
3- Traidores contra sus huéspedes
4- Traidores contra sus bienhechores
La oscuridad, reflejo físico de la condición moral del alma de los condenados, domina este mundo, este "aire sin estrellas" que se hace más alucinante en la medida que se llena de gritos de dolor y terribles blasfemias, expresión de ira y la impotencia de las almas pecadoras ante la justicia divina. Es este el reino donde el recuerdo de la tierra está más presente, no sólo a través de las vivencias de cada uno de los que allí habitan, sino de la indiscutible "corporeidad" que asumen las almas. Fijos en su pecado, se muestran generalmente ansiosos de contar su historia.
Una rica escenografía será el marco y muchas veces el agente de los más terribles castigos; puertas, tumbas, murallas, torres y castillos son algunos de los elementos arquitectónicos que se mencionan; ríos, pantanos, lagunas y lagos, viento, granizo, se integran al mundo infernal, habitado no sólo por almas sino también por gusanos, perros o serpientes que colaboran con la función de los demonios, extraídos muchos de ellos del mundo mitológico grecolatino; en el vértice mismo del cono, Lucifer, el ángel caído, concentra en su figura el terror del infierno.
Nada se deja librado al azar en esta perfecta arquitectura del más allá, y el castigo tendrá una evidente relación con la culpa, esta relación puede ser de similitud, como el caso de los lujuriosos, arrastrados por la eternidad por el viento, como en vida se dejaron arrastrar por la pasión, o los suicidas, que habiendo atentado contra su cuerpo se ven obligados a renunciar a él; o de oposición a la culpa, como el caso de los "indiferentes", que no habiendo hecho una opción en vida se ven obligados ahora a experimentar el acicate de los moscones y las avispas y a correr detrás de una bandera sin distintivos.
Todos estos castigos cobran su verdadera dimensión a través de dos condiciones de mayor abstracción: son eternos, o sea que el condenado no tiene ninguna esperanza de que cesen, y no tienen otra significación que la del dolor que ellos producen, ya que se repetirán idénticamente por siempre, sin que sirvan para disminuir la culpa. Estas serán las características esenciales que separarán este reino del siguiente.
El Purgatorio: el peregrino, acompañado por su guía, llegó, en el canto XXXIV del infierno, a contemplar lo más profundo de la degradación espiritual y, desde allí, comenzará a ascender, paso a paso, hacia la perfección. El purgatorio, reino también ubicado en la tierra y en el que las almas sufren tormentos similares a los infernales, es, sin embargo el reino de la esperanza, en la medida que los que allí habitan ya se han salvado, aspiran con certeza a ver a Dios, y el sufrimiento es para ellos una vía de purificación que acelerará este tránsito a la gloria.
Convencidos ya de la vanidad de las cosas terrenas, aspirando a gozar la gloria, las almas se hacen aquí menos corpóreas, más puras en su calidad de espíritus, y su registro emotivo deja de lado la violencia pasional de las almas infernales para teñirse de dulce melancolía. Los gritos son sustituidos por el canto y, en particular por el canto a coro; en el infierno las almas están encerradas en su individualidad, aquí, unidas en el amor, trascienden sus límites para unirse en la alabanza al creador. Los demonios son sustituidos por visiones angélicas que hablan de la proximidad del Paraíso.
Geográficamente el purgatorio se ubica en una isla inaccesible del hemisferio austral, en las antípodas de Jerusalem. Concebido como una montaña trunca, está dividido en tres zonas: en la base una zona rocosa, de difícil acceso: el Antepurgatorio; en el cuerpo del monte, el Purgatorio propiamente dicho, dividido a su vez en siete terrazas donde el alma se purifica de los siete pecados capitales (soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria); y por fin, en la cúspide, una planicie que es el Paraíso terrestre.
En este círculo termina la función encomendada a Virgilio, al que está vedado entrar en el reino de los bienaventurados. En la etapa intermedia del paraíso terrenal (Cantos XXVIII a XXXIII), Virgilio desaparece del lado de Dante, y, ante los asombrados ojos de este, aparece Beatriz, símbolo de la Teología o la Gracia Divina, únicas guías posibles para caminar por el paraíso.
El Paraíso: del Paraíso terrenal, Dante asciende al paraíso verdadero atravesando, con la guía de Beatriz, los nueve cielos, esferas concéntricas luminosas y transparentes, sobre las cuales está el cielo empíreo, fijo, sede del mismo Dios, y en torno a él, las jerarquías celestiales y la rosa de los bienaventurados, iluminada directamente por el propio Señor de la creación.
Los nueve cielos son:
1- Cielo de la Luna: Cantos I al IV, donde se ubican los espíritus que quebrantaron sus votos;
2- Cielo de Mercurio: Cantos V al VIII, ubicación de los espíritus activos y bienhechores;
3- Cielo de Venus: Cantos VIII y IX, ubicación de espíritus amantes;
4- Cielo del Sol: Cantos X al XIII, ubicación de espíritus de teólogos y doctores;
5- Cielo de Marte: Cantos XIV al XVII, ubicación de los espíritus que combatieron por la fe;
6- Cielo de Júpiter: Cantos XVIII al XX, ubicación de los espíritus de justos y sabios;
7- Cielo de Saturno: Cantos XXI y XXII, ubicación de los espíritus contemplativos;
8- Cielo de las Estrellas: Cantos XXIII al XXVI, ubicación de los espíritus triunfantes;
9- Cielo Cristalino: Cantos XXVII a XXXIII, ubicación del Empíreo donde está Dios iluminando la rosa de los Bienaventurados y rodeado de nueve círculos de jerarquías angélicas que son: ángeles arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines.
El criterio utilizado por el autor para colocar las almas en las distintas esferas no está, a diferencia de las cánticas anteriores, explicitado en la obra, y la crítica ha fracasado en diversos intentos realizados pretendiendo aclarar este punto; lo único obvio es que cuanto más cerca de Dios se encuentre el alma, más perfecta es.
Este es el reino del espíritu absolutamente liberado de la carne, el reino de la contemplación y de la más absoluta alegría emanada de la visión de Dios: las almas nada lamentan de lo terreno, nada ansían, están completas en si mismas. Esta realidad paradisíaca es la máxima dificultad poética de Dante, que procura recrear, mediante una creación tan humana como la palabra, el mundo de realidades absolutas. Las almas son pura luz y puro amor y de allí que los trazos particulares se disuelvan en mística unión; los elementos terrestres que reaparecen en este reino son sólo imagen de aquello que intentan trasmitir. Lanzado a la contemplación de la unidad misma de Dios, Dante exclama: "¡Oh cuán insuficiente es la palabra y cómo es débil para expresar mi concepto!", y ese sentimiento puede hacerse extensivo a toda la cántica.
El poema concluye con la palabra "estrellas", que es la misma con que concluyen el Purgatorio y el Infierno; una muestra más de simetría exterior que se corresponde con la ordenada arquitectura interna.
Posibles lecturas del texto:
Para Dante, que sigue la teoría medieval de la interpretación de los textos, todo enunciado tiene cuatro sentidos: literal, alegórico, tropológico o moral y anagógico.
El sentido literal no es otro que el que expresa la palabra en su sentido más directo; desde este ángulo la obra no es más que la narración de un viaje por los reinos de ultratumba.
Goëthe (poeta alemán), nos puede brindar una ayuda en cuanto a lo que implica una lectura en el segundo sentido: "Hay una gran diferencia entre el poeta que busca lo particular con miras a lo general y el que ve lo general en lo particular. El primero da nacimiento a la alegoría, donde lo particular vale únicamente como ejemplo de lo general". La palabra se llena así de significaciones nuevas, que la trascienden, y Dante se convertirá así en el camino de purificación que debe seguir la misma para alcanzar la eterna salvación. El poeta es conciente de esta posibilidad de su obra y, en el Paraíso se hace decir por su tatarabuelo Cacciaguida: "Saca a plena luz tu visión, y deja que se rasguen aquellos que tienen sarna. Pues tu voz, si puede parecerles amarga al primer paladeo, una vez digerida les proporcionará alimento de vida..." (Paraíso, Canto XVII).
Más difícil de deslindar se nos presenta el sentido moral y anagógico de la obra; el primero de los mencionados se refiere a la misión edificante que cumple el texto, mientras que anagogía, en teología, es la elevación del alma a Dios, y por extensión, la revelación de un misterio eterno. Ambos planos tienen muchísimos puntos de contacto y por tanto, nos limitaremos a decir que la Divina Comedia insiste en el tema moral, planteando la universalidad de la justicia divina que, si bien es dura cuando castiga, ofrece siempre al hombre la posibilidad de salvación guiado por dos fuerzas, una natural, la razón, otra otorgada directamente por Dios: la gracia.
4 comentarios :
hola soy de León de 1º año, de el liceo Los Vascos, para mañana nos tenes que tomar la prueba oral sobre las preposiciones.
Nos vemos.
Buenas noches, es cierto, tuvieron un día más para preparar la prueba ya que el día de hoy, en el colegio, se realizó la reunión de antecedentes del grupo de Primer año. Estudiá. Nos vemos. Saludos
Hola, somos tus alumnos Nicolás Prieto, Soledad Ferreira, Nicolás de León, Paula Pérez y Antonella Bulla.
Estamos preguntándonos cuando nos entregás las pruebas.
Estamos intentando no tener faltas, jeje.
por favor nos podrás pasar los enigmas, que nos olvidamos copiarlos? GRACIAS.
P.D: nos podés dar las repuestas?
No broma pero si querés...
Buenas noches Nicolás Prieto, Soledad Ferreira, Nicolás de León, Paula Pérez y Antonella Bulla, intentaron no tener errores ortográficos pero los tuvieron igual, jajaja, igual acá no importa, traten de no tenerlos en clase. Las pruebas se las entrego el día martes próximo y hacemos la corrección el mismo día, en cuanto a los enigmas de la 6ta semana les doy las preguntas pero no (obviamente) las respuestas:
1) Sobrenombre del pintor y escultor Jacobo Florentino, discípulo de Miguel Ángel , con quien colaboró en la Capilla Sixtina?
2) Qué escultura de Chillida puede hallarse en las costas donostiarras?
3) QUÉ CORDOBÉS PINTO A LA "MUJER MORENA”?
4) QUIÉN PINTÓ "EL CABALLERO DE LA MANO EN EL PECHO"?
5) DE QUÉ ARTISTA FRANCÉS SON LAS ILUSTRACIONES MÁS CÉLEBRES DE "EL QUIJOTE" (1863)?
6) DE QUÉ ESTILO SON LAS MÁS CLÁSICAS BOCAS DE METRO DE PARÍS?
7) QUÉ FAMOSO CUADRO FUÉ ENCARGADO PARA EL PABELLÓN ESPAÑOL DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS DE 1937?
8) QUÉ PINTOR, ESCULTOR Y ARQUITECTO ITALIANO REPRESENTA LA TRANSICIÓN DEL GÓTICO AL RENACIMIENTO?
9) QUIÉN PINTÓ "EL BAÑO TURCO"?
10) QUIÉN PINTÓ "EL MARTIRIO DE SAN BARTOLOMÉ"?
Saludos, nos vemos. Gracias por entrar y preguntar.
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