Adaptado de Valle Rodas, J. y M. Torino de Morales. 1999: 39-40
Se habla de variación lingüística cuando tenemos dos formas cuyo uso alternativo no cambia el significado conceptual de lo que se dice.
"Estas variaciones pueden ser inducidas mediante los procesos de asimilación o diferenciación, por analogía, préstamo, fusión, contaminación, variación casual, o cualquier tipo de procesos en los que el sistema lingüístico se relaciona con las características fisiológicas o psicológicas del individuo. La mayoría de estas variaciones ocurren sólo una vez y se extinguen tan pronto como surgen. Sin embargo, unas pocas vuelven a producirse y, en una segunda fase, pueden ser imitadas más o menos ampliamente, y pueden extenderse hasta el punto de que las nuevas formas entran en contraste con las formas más antiguas en un amplio frente. Finalmente, en una fase ulterior, una u otra triunfa por lo general y se completa la regularidad." (Labov,1983:30).
Afirma el lingüista rumano Eugenio Coseriu que "...el proceso de constitución de una lengua histórica (lengua que se ha constituido históricamente como unidad ideal e identificada como tal por sus propios hablantes o los hablantes de otras lenguas, comúnmente mediante un adjetivo "propio": lengua española, lengua italiana, lengua inglesa, lengua francesa, etc.) no supone nunca una técnica perfectamente homogénea. Al contrario: normalmente es un conjunto bastante complejo de tradiciones lingüística e históricamente conexas pero diferentes y sólo en parte concordantes. En otras palabras: una lengua histórica presenta siempre variedad interna." (Coseriu. 1981:303)
En efecto, en tal lengua suelen presentarse diferencias internas, más o menos profundas, correspondientes a tres tipos fundamentales:
a. diferencias diatópicas: diferencias relativas al espacio geográfico;
b. diferencias diastráticas: diferencias entre los estratos socio-culturales de la comunidad lingüística; y
c. diferencias diafásicas: diferencias entre los diversos tipos de modalidad expresiva
Variación diatópica
La comunidad de hablantes de español en el mundo supera los 400 millones de hablantes y los 20 países. El español, inherentemente variable como cualquier lengua, presenta diferencias de país a país y también en forma marcada dentro de diferentes regiones de un mismo país. Estas variaciones pueden encontrarse en todos los niveles de la lengua.
Si pensamos por ejemplo en el léxico, es decir en las palabras que utilizamos, nos damos cuenta que para referir a una persona de corta edad, dependiendo de la zona geográfica de donde provengan, los diferentes hablantes del español dirán, niño, chavo, crío, pibe, gurí.
La pronunciación también varía en función de la procedencia geográfica, esta determina, por ejemplo, en qué medida y de qué forma se pronuncia el sonido que se corresponde con
Variación diastrática
Las personas de diferentes estratos sociales hablan de forma diferente. Por ejemplo, la variedades haya, haiga.
Variación diafásica
Las personas eligen una o otra forma de acuerdo a la situación en que se encuentran. Por ejemplo, como respuesta a una llamada telefónica en la que alguien pregunta si puede comunicarse con Juan las respuestas siguientes, todas ellas posibles, dependerán de la situación, y más específicamente del grado de familiaridad de los interlocutores o del grado de formalidad de la instancia de comunicación:
a. Juan está descansando
b. Juan está durmiendo
c. Juan está apolando
El registro y el estilo dependen de la situación de comunicación en la que los hablantes se encuentran. El registro resulta de una serie de elecciones hechas por el hablante [depende del grado de conciencia del hablante sobre su propia forma de expresarse] y se produce mediante selección de disponibilidades. Aunque el registro surge de elecciones, el contexto situacional las condiciona fuertemente, dando menos margen de maniobra al hablante. Además, hay subsistemas lingüísticos que sirven, de manera directa, para expresar rasgos del contexto. Los factores del contexto que determinan el registro son: el campo (de qué se trata el intercambio), el tenor (quiénes participan y qué relaciones tienen) y el modo (qué papel desempeña el lenguaje en esa situación).
Según Coseriu, las diferencias lingüísticas que –en un mismo estrato sociocultural– caracterizan a grupos "biológicos" (varones, mujeres, niños, jóvenes) y profesiones, también pueden considerarse como "diafásicas"".
Las tres variedades mencionadas se combinan entre sí en cada acto de comunicación, generando un entramado de determinaciones extralingüísticas que explican las "elecciones" lingüísticas de los hablantes.
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